Cuando comenzamos a trabajar en una biblioteca escolar muchas son las dudas que nos asaltan sobre el modo de catalogar, cómo organizar los recursos o la planificación de actividades. Siempre tenemos la tentación de comenzar por la catalogación de los documentos y para ello nos metemos de lleno en el uso y manejo del programa Abies. Es indudable la utilidad de dicho recurso aunque no lo es menos que mal utilizado puede acabar resultando más un problema que una solución.
Es aconsejable, antes de comenzar la catalogación, realizar una serie de pasos previos que nos pueden evitar mucho trabajo innecesario. Podríamos resumirlo en los siguientes pasos previos:
– Dedicar una parte del tiempo a formarnos en el uso de bibliotecas escolares. Existen multitud de páginas web, libros y todo tipo de recursos que nos aportarán ideas muy útiles sobre cómo llevar adelante este proceso de una forma práctica y útil.
– Realizar un primer análisis de la situación de nuestra biblioteca, ver qué recursos humanos disponemos, la buena disposición de nuestro centro comenzando por el equipo directivo, profesores, padres y alumnos. Evaluar el espacio que será la biblioteca, los recursos documentales, informáticos, etc.
– Hace un pequeño proyecto con objetivos sencillos y abarcables a cierto plazo. Se trata de realizar un primer expurgo, reacondicionar el espacio de la biblioteca, usar el mobiliario más adecuado, abrir estanterías o formar un equipo de colaboradores entre el profesorado del centro.
– Buscar la colaboración y complicidad del resto de la comunidad educativa. El papel de los alumnos debe ser muy activo si queremos que nuestra biblioteca se ponga rápidamente en marcha. Los alumnos pueden encargarse de labores de organización y eso les llevará a implicarse mucho más. También puede ser interesante la aportación de los padres tanto en la organización y atención en horas que no pueden ser cubiertas por el profesorado. La relación con la biblioteca municipal y con las instituciones municipales también pueden suponer un aporte extra de fondos y recursos que no podemos despreciar.
– Consensuar unas normas generales de uso de la biblioteca. Deberán incluir servicios a prestar, horarios, política de préstamos y formación de usuarios. La difusión de estas normas puede servir como una primera actividad del centro si llevamos a los alumnos a la nueva biblioteca para explicarles qué se hace allí y como va a funcionar, lo que supone una primera sesión de formación de usuarios. También se pueden difundir a través de nuestra página web de la biblioteca.
– Creación de una web para la biblioteca y uso de las redes sociales. La difusión de nuestro trabajo debe plantearse como un objetivo desde el principio. La gestión de un blog como página web es actualmente algo sencillo con un mínimo de conocimientos y los propios alumnos nos pueden ayudar a gestionarlo. Podemos comenzar por publicar imágenes de la evolución física del espacio de la biblioteca con una galería de fotos con el antes, durante y después. También podemos difundir nuestras normas de funcionamiento y las primeras actividades que realicemos. Podemos establecer cuentas en facebook, twitter o tuenti siempre que estemos dispuestos a actualizar constantemente la información y a que acerquemos con estos recursos a alumnos, profesores y padres a la biblioteca. Las redes sociales pueden ser muy útiles si las usamos adecuadamente pero también puede ocuparnos mucho tiempo sin grandes resultados si no tenemos los seguidores adecuados para nuestro objetivo.
– Confeccionar un primer plan de actividades. Para ello podemos acudir a páginas web de otras bibliotecas que nos aportarán ideas sencillas y fácilmente realizables. Podemos utilizar días de celebraciones especiales como San Valentín, día de Santo Tomás, día del libro, día contra la violencia de género… Se trata de comenzar a usar nuestra biblioteca como núcleo de referencia del centro también para el desarrollo de actividades.
– Comenzar la catalogación de recursos con Abies. Seleccionaremos primero las novedades editoriales y los documentos que puedan ser más atractivos para el préstamo. También comenzaremos dando de alta a los lectores a medida que vayan pidiéndolo ellos. Se trata de que podamos iniciar el préstamo digital desde el principio sin necesidad de tener que esperar a tener completada la catalogación de todos los recursos. A la hora de catalogar en Abies elegiremos los campos que creemos que pueda ser más útil rellenar sin completar las fichas con los que sean accesorios o irrelevantes para nuestro centro. Utilizaremos una CDU sencilla con no más de dos dígitos salvo contadas excepciones.
– Hacer un plan de gestión de recursos. Se trata de coordinar la adquisición de los recursos educativos de todo el centro a través de la biblioteca escolar y también el modo en que se mantienen y se ponen a disposición de toda la comunidad educativa. Debemos alejarnos del antiguo concepto de que cada departamento o ciclo compraba el material de forma descoordinada del resto del centro sin tener en cuenta otras necesidades. Esta gestión nos permitirá atender objetivos generales del centro de forma prioritaria, evitar duplicidades y asesorar sobre sistemas de compra y ofertas del mercado. Un buen plan de adquisición permitirá una gestión más eficiente de los escasos recursos de los que se suele disponer en los centros educativos.
– Realizar un plan general de organización y gestión de la biblioteca a largo plazo. Nuestro primer año de gestión de la biblioteca debe concluir con un la realización de un proyecto a largo plazo con objetivos que incluyan de forma permanente el modo en que se va a realizar el trabajo de organización de la biblioteca, la adecuación de espacios y mobiliario, un plan lector general, un programa de ALFIN sobre un trabajo por proyectos multidisciplinares, un plan general de actividades y un programa de formación de usuarios. Existen multitud de ejemplos que poder utilizar y cada comunidad autónoma ofrece recursos muy adecuados para la formación y el asesoramiento en todo este proceso.
En definitiva, se trata de no comenzar la obra por el tejado y no perdernos en grandes cuestiones que impidan ver los frutos de nuestro trabajo día a día. Tener una formación básica sobre lo que supone la gestión de una biblioteca escolar puede ahorrarnos mucho trabajo. Hemos de tener en cuenta que como responsables de una biblioteca escolar nuestro objetivo último no debe ser la catalogación de los fondos sino la puesta en marcha de nuestra biblioteca, la catalogación debe ser sólo un instrumento: somos docentes y no especialistas en biblioteconomía.
Recuerda que una biblioteca perfectamente ordenada y catalogada no sirve para nada si no hay lectores dentro ni se realizan préstamos. Si como responsable de tu biblioteca nadie viene a buscarte es porque no estás divulgando vuestro trabajo de forma práctica. Lleva siempre material de la biblioteca a tus clases, a la sala de profesores, a la cantina: que todo el mundo tenga la sensación de que la biblioteca es algo cercano y asequible. De ese modo tu trabajo supondrá algo satisfactorio que animará a todos a colaborar.
Nuestro objetivo final es convertir la biblioteca escolar en el eje sobre el que gira todo el centro como recurso docente, como foco de generación de actividades, como lugar en el que se deposita el conocimiento y, por supuesto, como fuente de placer y disfrute por medio de las lecturas.
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