El día que me echaron de la biblioteca


En estos días se cumplen cuatro años desde que fui expulsado de la gestión de la biblioteca escolar de mi centro. La directora de entonces consideró que su cargo implicaba algo más que la organización más eficiente para los recursos de un centro educativo y pensó que un colectivo como este se puede «gobernar» en lugar de organizar teniendo en cuenta como prioridad los derechos de los alumnos y los profesores a aprender y enseñar en las mejores condiciones posibles.

Si recuerdo este episodio ahora es para que sirva como ejemplo sobre la importancia que tiene para el buen funcionamiento de un centro la implicación (más que la colaboración) de un equipo directivo. Eso y la necesidad de entender que organizar el trabajo de otros significa algo más que mandar y tomar decisiones, se trata de saber elegir a las personas más capacitadas y preparadas y delegar en éstas las funciones.

La dirección en ese momento no entendió el concepto de una biblioteca escolar como CREA, para ellos la biblioteca era sólo un espacio en el que guardar libros, y alumnos. No entendían lo que se proponía de coordinación en la adquisición de materiales, de invertir en fondos documentales, de diversificar el acceso a la información y de actuar en la alfabetización informacional. No entendían la importancia de adecuar el mobiliario a las utilidades de la biblioteca. En definitiva, no entendían el concepto de biblioteca escolar que se defiende hoy en día y además no confiaban en el trabajo y la preparación de los que estábamos proponiendo ese concepto de biblioteca porque estábamos formados. El sistema les permitió imponer su criterio sobre la lógica y la formación.

Nuestra biblioteca escolar había logrado juntar a un equipo de colaboradores que organizaron los fondos, los modernizaron y los hicieron accesibles a toda la comunidad educativa. Se desarrolló un plan general de gestión y uso de la biblioteca que incluía un procedimiento de adquisición de documentos coordinado por el responsable de la biblioteca para todo el centro. Se logró una modernización de fondos y se adquirieron equipos informáticos nuevos para ponerlos a disposición de alumnos y profesores. Se hizo accesible a toda la comunidad educativa la prensa diaria y diversas revistas temáticas. Se creó un grupo de alumnos colaboradores que se implicaban en la organización de actividades y recursos. Se fomentó la lectura alcanzando niveles de préstamos de más de 200 semanales. Se pusieron a disposición del alumnado casi cien puestos de trabajo y de lectura para clases y para recreos. La biblioteca desarrolló un plan de actividades que pretendía traer escritores y se organizaron algunas ferias del libro en la que la colaboración con libreros y distribuidores permitió poner al alcance de los alumnos gran cantidad de material accesible a sus bolsillos y atractivo a sus intereses.

Para llegar a todo eso tuvimos que leer mucha documentación, hacer cursos de formación y, sobre todo, estar al tanto de todo lo que se iba publicando sobre bibliotecas gracias a la ayuda que nos aportaba manejar la información desde espacios como este blog que es el resultado de todo aquel trabajo.

Durante los años que trabajamos en la biblioteca se realizaron varios rincones temáticos de lecturas, se llevó una web informativa de las actividades, se creó un club de lectores con el soporte de un blog, se formó un grupo de alumnos y profesores para participar en el concurso de periodismo de El País. La señalización de la biblioteca se adaptó a las normas generales de la CDU y se puso el OPAC disponible en la web. Se crearon unas normas de uso de la biblioteca y diferentes guías de lecturas. Se estaban poniendo en marcha unas maletas de lecturas para usar en guardias y en horas como atención educativa. Se comenzó a trabajar en el tema de las bibliotecas de aula y de bibliotecas de departamentos.

Uno de los objetivos básicos del equipo fue el de iniciar la migración desde el papel a lo digital y se comenzó a invertir en equipos informáticos y audiovisuales. En definitiva, se pasó de una sala cerrada y llena de polvo a la que los alumnos iban cuando estaban castigados a un lugar de lectura y ocio disponible para alumnos, profesores, ex-alumnos, padres y demás.

Cuando se produjo esa circunstancia la biblioteca proyectaba extender su colaboración a la biblioteca municipal y al ayuntamiento de la localidad para conseguir abrir el centro en horario de tarde. Se iba a presentar un proyecto sobre ALFIN en el que se pretendía integrar a toda la comunidad educativa para trabajar por competencias desde todos los niveles.

El final de ese curso supuso la dimisión del equipo directivo ante el error cometido pero no supuso un triunfo personal sino el fracaso para todos los usuarios que dejaron de recibir esos servicios a partir de entonces y mi fracaso personal después de muchos años dedicados a algo que había terminado sin completarse.

El año siguiente un nuevo equipo decidió continuar el camino del anterior y la organización de la biblioteca se basó en ser lugar de reposo de libros y alumnos (unos y otros más inertes que dinámicos, la verdad). Se decidió que la gestión de la biblioteca fuera llevada por personas que no tenían la formación necesaria para llevar adelante el proyecto de los años anteriores y sin tener en cuenta el trabajo desarrollado ya. Cada vez que paso por la puerta de la biblioteca se me eriza la piel al ver lo que podría ser y lo que es y entonces recuerdo la máxima de que esto de las bibliotecas escolares no puede ser la batalla de unos pocos sino la guerra conjunta y al unísono de padres, alumnos, profesores, equipos directivos y de apoyo institucional. Estos días lo recuerdo especialmente cuando veo las experiencias de centros en Chile y Argentina, así como en otros muchos lugares de América. Veo que en estos lugares los proyectos parten de un programa nacional en el que se apoya el concepto de biblioteca como motor principal del desarrollo de los centros educativos de todos los niveles. Veo esos proyectos y echo de menos un esfuerzo similar en nuestro país en el que cada comunidad hace la guerra por su cuenta, en el que se permite que los intereses personales de un responsable queden por encima de los derechos de la comunidad educativa.

Esa expulsión supuso para mí tener tiempo para dedicarme a otras cosas, como la creación de este blog. Ahora no soy responsable de ninguna biblioteca escolar pero sigo más en contacto que nunca con este mundo de la lectura y de la formación que me apasiona. Por eso no es una coincidencia que en este espacio se hable de bibliotecas y de enseñanza, porque son dos caras de la misma moneda y se complementan a la perfección.  Ojalá algún día veamos ese proyecto impulsado también en España, será el signo de que la educación importa a nuestros gobernantes y de que nos preocupa el futuro de nuestros jóvenes.

Yo ahora voy a preparar algunos enlaces con actividades de ortografía para que mis alumnos los lleven adelante en la clase de mañana, quizás dé la clase en la biblioteca del centro y así pueda aprovecharla mejor porque no me dejan organizarla pero, al menos, sí puedo usarla como espacio de enseñanza-aprendizaje.

2 comentarios en “El día que me echaron de la biblioteca

  1. Te felicito por la gran labor que como cuentas hiciste en la Biblioteca de tu centro. También por el trabajo que realizas con tu blog, ya que gracias a él la visión de la Biblioteca Escolar como el lugar donde se albergan los recursos para desarrollar el aprendizaje y la enseñanza está cobrando mayor peso.

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